El 10 de octubre de cada año se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, con el objetivo de aumentar la conciencia de los problemas de salud mental en todo el mundo y movilizar los esfuerzos en su apoyo.
En varios estudios se ha demostrado que las personas que hacen ejercicio por lo menos dos o tres veces por semana, son significativamente menos propensas a padecer depresión, ira y estrés que aquellas que se ejercitan con menos frecuencia o que no lo hacen nunca.
Las razones por las que el ejercicio promueve estos efectos en pacientes con depresión tienen que ver con cambios estructurales y fisiológicos en el cerebro. El ejercicio promueve la creación de nuevas neuronas, proceso que conocemos como neurogénesis, que permite reemplazar aquellas que ya no son funcionales. Vale la pena señalar que este proceso se ha observado incluso en personas mayores físicamente activas, así que la edad no es una excusa [1].
Sin embargo, es muy importante siempre tener en cuenta el equilibrio. Muchos seguramente recuerdan el día en que la gimnasta estadounidense, Simone Biles Owens, dijo "basta" en plenos Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Fue durante las primeras finales cuando la atleta habló abiertamente sobre sus problemas de salud mental.
“Cada vez que te encuentras en una situación de mucho estrés, te asustas un poco”, dijo Biles a los periodistas en ese momento. “Tengo que concentrarme en mi salud mental y no poner en peligro mi salud y mi bienestar”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.
"La actividad física regular es fundamental para prevenir y ayudar a manejar las cardiopatías, la diabetes de tipo 2 y el cáncer, así como para reducir los síntomas de la depresión y la ansiedad, disminuir el deterioro cognitivo, mejorar la memoria y potenciar la salud cerebral", señala la OMS.
En conclusión, los peores enemigos son el sedentarismo o el exceso de actividad física sin la debida orientación. Disfrútalo, convierte al ejercicio en tu mejor amigo.
Tu cerebro te lo agradecerá.
1. Saraulli D, et al. The Long Run: Neuroprotective Effects of Physical Exercise on Adult Neurogenesis from Youth to Old Age. Curr Neuropharmacol. 2017;15(4):519-533. doi:10.2174/1570159X14666160412150223
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